jueves, 18 de agosto de 2016

Querido Juno

Visto lo visto me voy a Júpiter.
Lo sé, no es la actitud más valiente, ni la más combativa ni la más responsable. Pero no quiero vivir en un mundo en el que la gente pelea por hablar una lengua diferente a otros o se mata por pensar de manera distinta.
No quiero formar parte de un planeta en el que a los niños se les indica cuáles son los colores correctos y se les impone que no se salgan de los márgenes, donde se les instruye en la “buena” caligrafía y no se les anima a buscar una letra propia. No quiero ser cómplice de un mundo en el que no se cultive su herramienta innata para pensar sino en el que se les pretende adoctrinar. No quiero participar en un juego en el que sus mochilas y responsabilidades pesan más que ellos, en el que al acabar el colegio no les espera el parque sino más deberes o desconectarse a algún aparato, un mundo en el que el que es diferente, no es especial, sino especialito o un friki.
De verdad que no quiero formar parte de un mundo donde se busca la inteligencia artificial, donde se ansía que las máquinas se parezcan cada vez más a los humanos y, sin embargo, el hombre se parece cada vez menos a un hombre.
No quiero ser público complaciente de un espectáculo donde tener buena presencia no es estar aseado y sonreír, sino una cuestión de talla, del color de tu pelo o de si llevas tatuajes o no.
Me resisto a aplaudir a un mundo donde no importa la intensidad o sinceridad de los amantes sino su sexo. Donde se confunde amar con poseer, ser feliz con parecerlo, atesorar o acumular. Donde las mentiras y los rumores se extienden como la pólvora y es casi imposible aceptar verdades diferentes a las nuestras.
Por otra parte, ¿quién está haciendo el reparto?
¿Acaso no hay comida para todos?
¿Quizá es imposible que nadie duerma al descubierto?
¿No se puede actuar con libertad sin cercenar la del otro?
¿De verdad somos inmunes al sufrimiento ajeno?
Si esto es así, yo este mundo no lo entiendo.
Por estas y tantas otras cosas, mi querido Juno, vuelve a por mí.

Texto e imagen: Santi Jiménez


No hay comentarios:

Publicar un comentario