“¿Acaso
no recuerdas cómo temblaba la primera vez que te vi? Cuando sientes
algo así ya no hay vuelta atrás, de esa sensación nunca se
regresa.
Porque
hay quien quiere amar, hay quien ama sin querer y hay quien no puede
hacer otra cosa. Para mí, ahora, lo difícil es no pensarte.
Cualquier distancia que nos separe la venzo en un abrir y cerrar de
ojos. Todo me recuerda a ti, eres una constante en mi cerebro, en mi
corazón, las mariposas me invaden y no hay forma de alimentarlas, ni
calmarlas.
Cuando
algo así se despierta en ti, ya no te deja dormir, como mucho
podrías hacerte la dormida. Así es el amor: toda una revelación.
Y
los demás no lo pueden entender, no entienden que te amo porque eres
tú mismo y porque contigo yo misma soy.
Porque
si tú me miras así, si me abrazas así, sí me guías así, si me
pierdes así, ¿qué otra cosa puedo yo hacer?
Pero
claro, a ellos no les has contado cosas que no saben, como a mí. No
te han visto dudar y despejar todas mis dudas. Ellos no han estado en
este paraíso y por eso creen que la vida es otra cosa.
Pobres,
jamás te han tenido en sus manos, ninguno ha besado tus ojos, tus
alas, tu alma... Claro, ellos no te han visto sonreír, ni llorar, ni
mirar hacia un lado, ni merodear pensando, ni silbar, ni aparecer, ni
alejarte.
No
saben que me miras a los ojos y eso es la vida, que levantas mi alma
con un vuelo, ni que eres refugio y precipicio. Si lo supieran no
dudarían en saltar, como yo.
Nadie
ha sentido aún tu paz. Nadie tu calma o tu alegría.
Sin
ti sólo hay palabras mudas y risas ahogadas. Pero contigo las
canciones suenan diferentes. Contigo, todo son primeras veces. ¡Qué
fácil y qué difícil quererte! ¡Qué eterno y qué inhumano! ¡Qué
imposible y qué inevitable!...”
Nuestras
galerías se comunican y no es que yo quiera entrometerme ni juzgar a
nadie, pero ciertamente, me resulta bastante inquietante asistir a
este tipo de conversaciones entre mi vecina y su loro, cuando tiendo
la ropa.
Miedo,
señores y señoras, mucho miedo.
Santi Jiménez
No hay comentarios:
Publicar un comentario