Fíjate
qué tontería, te vas a reír. Esta mañana mientras dormías me he
sentado en tu cama para mirarte, como solía y al verte tan grande,
tan tuya, tan ajena en tus propios sueños, he echado de menos tantas
cosas. Las he buscado por todas partes, incluso bajo tu cama. Y ni
rastro.
Dónde
habré puesto aquellos jueves de cuento en los que tú leías las
páginas pares y yo las impares. Dónde estará ahora la historia
nocturna siempre inventada donde pedías ser dragona, unicornio o
delfín, nunca princesa. Dónde andarán nuestras confidencias entre
susurros. Y cuándo habré perdido mi preciado don para calentarte
las manos y los pies como nadie y aquel encanto para que me pidas que
me quede un poquito más, que no me vaya nunca de tu lado.
Por
dónde andará nuestro insaciable veo-veo y con quién jugará ahora.
Qué será de nuestros abrazos “chillaos” y tus
"te quiero más que a nadie". ¿Se sentirán tan tristes como yo?
"te quiero más que a nadie". ¿Se sentirán tan tristes como yo?
Y
entiendo que así sea, pero cómo le explico yo a mi piel que
aquellos 50 centímetros y 3.000 gramos que llenaban mi regazo
despliegan ya sus alas. Cómo podría entenderlo si aún guardo su
calor como un tatuaje sobre el pecho. Cómo comprender que aquel
trozo de esperanza surca hoy otros cielos, otros mares más azules
que mis ojos y tan infinitos que dan miedo. Cómo enjugo estas
lágrimas sin fundamento, sin causa, sin justicia, sin remedio.
Cómo
afrontar que aquel agua cristalina de tu frente, aquella
transparencia que me permitía saber todos tus trucos y anticiparme a
tus deseos, guarda hoy enigmas insondables y ha olvidado un tanto
nuestro idioma compartido.
Cómo
despedir la sencillez, la inmediatez de las preguntas y respuestas de
aquellos tiempos del sí y el no.
Me
decías:
-¿Jugamos?
Y
yo:
-Sí.
O:
-
¿Alba, has terminado ya los deberes?
-Me
falta un poquito, mamá.
Y
me preguntabas sin parar y sin reparos y siempre te gustaban mis
respuestas reales o inventadas. Todo era coser y cantar y yo, un
auténtico genio.
Ahora,
las preguntas se complican, o desaparecen, las respuestas son enigmas
también para mí. Y sé que lo justo es pedirte que sigas tu viaje,
que disfrutes cada microsegundo con y sin mí.
Pero
estate precavida, cariño. Saborea cada paso, siente cada carcajada,
emociónate, sueña, vive, ama, equivócate, acierta, sé tú y de
vez en cuando, te ruego que seamos un poquito “nosotras”.
Yo
te creé para ser feliz, para volar alto y para volar bajito. Te creé
para caerte y levantarte tú solita. Te creé para llorar y reírte
al ratito, para soñar de día y de noche. Y luego tú, cada día, le
das la vuelta a mi plan y trazas otro plan B, C, D, F, G, hasta
acabar con el abecedario.
Yo
te quiero feliz, te anhelo radiante, contenta. Te sueño esperando
ansiosa mi abrazo, mi caricia pero me despierto y me encuentro a mi
joven adolescente, frente al pc, con el móvil y los auriculares
escuchando a 5SOS y pidiendo su desayuno o que le pase el típex,
distraída sin apenas tocarme con su mano o su mirada. Y me resisto y
me imagino que debajo de "ésa” está “la otra” guiñándome
un ojo y pidiéndome que la siga tratando como a una niña, mi niña.
Las
cosas se complicarán, lo sé y no podré alfombrar el suelo con
burbujas. Me temo no estar a la altura. Así que sólo me queda
cruzar los dedos tras la espalda y desearnos suerte: Vela por tus
sueños.
...
A
mi muy amada hija, Alba,
mi
amanecer,
la
primera luz de mi vida.
Te
adoro.
Imágenes y texto: Santi Jiménez
La modelo, mi hija Alba
No hay comentarios:
Publicar un comentario